martes, 1 de marzo de 2011

El pintor de las mujeres soles

“¡A veces encuentro cosas tan bellas en el alma! Nosotros, los buenos, los que tenemos el alma libre y dispuesta, sentimos más. No dejes que la tristeza sea amarga. Haz que sea dulce. Y si duele mucho, huye. Piérdete dentro de una flor que mires o deja que tu alma se eche a volar para coger una nube o tocar un color del cielo o deja que viaje sobre las notas de una música o convierte, la tristeza, en poesía o algo. Úsala para encontrar poesía. Cuanto más grande y dolorosa es la tristeza más fuerza tiene para darte impulso y llevarte hasta los lugares donde hay paz y belleza dentro de ti. Fuera de ti.”

José Masiques


El pintor de las mujeres-soles (Silvio Rodríguez)

El pintor de las mujeres-soles
abandonado en su empecinada claridad,
hizo su último viaje ya muy solo
sobre el Atlántico
y fue sepultado cuando llegó.
El pintor brilloso como la luna,
con su pelo largo, con su barba culta de polvo
escupió al cangrejo desde un dibujo
y le puso fecha a su despedida.

Y siguió queriendo
aunque no fue amado ni como ser humano.
Y siguió aprendiendo
el camino de la soledad en todo momento.

Y se fue entre ceras alucinantes
con su pelo largo, con su barba culta de polvo.
Descargando gritos sobre las almas
mientras los beatos se persignaban.
Y él no tuvo iglesias,
pero algo de altares al amor
hubo entre sus lienzos.
Y en la fantasía iba platicando
su viaje hacia el universo

El pintor de las enredaderas de luz
escribió sus últimos signos
con triste desesperación.
Y dejó sus restos a los amigos
pidiéndole sólo paredes para sostenerlos.

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